Mark Zuckerberg es el creador y dueño de Facebook. Esta
semana su empresa sale a bolsa por una cifra estimada a los diez mil millones
de dólares y, antes de su salida, ha querido dirigirse mediante una carta a las
autoridades bursátiles igual que hiciera Google en su día.
Sorprende observar cómo alguien tan joven que ha creado y es
capaz de mantener algo tan grande, es capaz de dar una lección de ética
utilizando un lenguaje coloquial a los dueños del mundo. Pide que el pueblo
tenga un mayor poder, que gracias a la tecnología es algo posible y debe
suceder. A pesar de que su empresa va a cotizar en diez mil millones,
Zuckerberg se aleja del capitalismo agresivo para y cree en un capitalismo con
rostro humano, responsable, solidario o sostenible.
Una quinta parte de su carta, de más de dos mil palabras, la
dedica a la figura del hacker. Hacking solo significa construir algo
rápidamente o probando los límites de lo que se puede hacer. La gran mayoría de
los hackers que conozco tienden a ser idealistas que quieren tener un impacto
positivo en el mundo. Lo dice un hombre que conoce Internet como pocos, y aun
así es de esas personas tan necesarias que no son llamadas para dar su opinión
en los temas a tratar sobre un mundo digital que se mueve y evoluciona de la
mano de Zuckerberg y otros como él.
Muévete rápido y rompe cosas. El mayor riesgo es no tomar
riesgos. Así se expresa Zuckerberg ante las autoridades bursátiles. Pero no
acaba ahí. Si en su carta Google decía que su empresa no quería ser como tantas
otras que se mueven por Wall Street, Zuckerberg habla de una función social más
que de una empresa. La infraestructura mundial de la información debe ser
similar a la social: una red construida de abajo hacia arriba, entre iguales,
en lugar de la monolítica, de arriba abajo, estructura que ha existido hasta la
fecha. El dueño de Facebook les dice en la cara a los que dominan el mundo que
no está de acuerdo con ellos.
Para acabar, Zuckerberg les habla directamente a
los gobiernos, en lo que en vocabulario de Internet sería perfectamente un
¡Zas, en toda la boca! como ha habido pocos. Nuestra herramientas traerán un
diálogo más abierto y transparente con los gobernantes, lo que daría más poder
al pueblo, una mejor fiscalización de los funcionarios y mejores soluciones a
los problemas del mundo. Esperamos que los gobiernos se vuelvan más sensibles a
las cuestiones y preocupaciones planteadas directamente por la gente antes que
por los intermediarios controlados por unos pocos elegidos.
Que una persona cuya empresa esté valorada, antes incluso de
salir a bolsa, en cien mil millones de dólares, se exprese de esta manera es
encomiable, tiene más valor que si lo hiciera cualquier otro. Da la sensación
de que por lo menos hay alguien de las altas esferas, de los poderosos, que
pide lo mismo que la gente común.
0 comentarios:
Publicar un comentario