India tiene un problema de spam que va muy unido al nivel de
población. El gran desarrollo que experimenta el país desde hace años hace que
haya 700 millones de líneas de teléfonos móviles activas. Si en España, con
algo más de 50 millones de líneas, es una pesadilla, pueden imaginarse cómo
afecta el tema al pueblo indio.
Aunque ya existía una lista Robinson donde cualquiera podía
apuntarse para no recibir ofertas, lo que ha hecho que las llamadas
promocionales desciendan de manera drástica, el gobierno se ha propuesto acabar
con los mensajes de texto y llamadas a móviles no deseadas con una original
propuesta. Desde la semana pasada, ningún teléfono móvil del país puede enviar
más de cien mensajes del texto al día. Existen excepciones, claro, de bancos,
grandes empresas y redes sociales, pero la medida afecta a casi el total de la
población. Así intenta el gobierno proteger al ciudadano de las prácticas de
telemarketing agresivas que hacen que un usuario reciba un mensaje de texto de
madrugada, por ejemplo.
Pero quien hace la ley hace la trampa, dicen. A pesar del gran funcionamiento de esta medida, las empresas de marketing han encontrado en los smartphones o teléfonos de última generación su target. Ya no envían mensajes, porque no pueden, pero sí envían cadenas infinitas de mails con un link a donde quieren redireccionar al usuario. También utilizan los feeds de Twitter con publicidad para desarrollar su trabajo.
Desde luego, una medida muy original y eficaz por parte del
gobierno indio que no me importaría ver implantada en España, donde tanta gente
sufre el conocido spam por mensaje de texto hasta el punto de tener que cambiar
de número al estar pagando los mensajes que recibe sin posibilidad de darse de
baja.
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